La declaración de bancarrota de Sticky’s Finger Joint bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos es un claro ejemplo de las dificultades económicas que enfrentan muchas pequeñas y medianas empresas en el contexto post-pandemia. La cadena de comida rápida, conocida por sus dedos de pollo y su apuesta por una experiencia joven y urbana, no pudo recuperarse de los golpes financieros causados por la pandemia de COVID-19 y la competencia feroz en el mercado.
Sticky’s, que se posicionó como una alternativa llamativa entre el público millennial, enfrentó una caída en la demanda, un aumento en los costos operativos y una dependencia del consumo urbano presencial. Estos factores, combinados con una estructura más modesta y menos recursos para escalar, dejaron a la empresa en una posición financiera vulnerable. La competencia intensa de gigantes como KFC y Popeyes, así como de nuevas marcas respaldadas por celebridades y grandes conglomerados, hizo que Sticky’s no pudiera mantener el ritmo.
La situación de Sticky’s refleja las distorsiones económicas que existen a nivel global. Mientras que algunas empresas y sectores, especialmente aquellas cercanas al poder y a las tecnologías, parecen estar protegidas de la crisis, la mayoría de la población y las pequeñas y medianas empresas están sintiendo el impacto directo de la crisis. Los altos costos de la comida, la vivienda y los servicios están afectando el poder adquisitivo de los consumidores, quienes se encuentran en una situación insostenible.
Durante el proceso judicial, Sticky’s reconoció que su nivel de endeudamiento superaba por mucho el valor de sus activos. La deuda, estimada entre uno y diez millones de dólares, incluye pagos pendientes a proveedores y compromisos por arrendamientos incumplidos. A pesar de los esfuerzos por contener las pérdidas, cerrando varios locales y una cocina fantasma, el panorama seguía siendo incierto. Sin embargo, un acuerdo de venta de activos por dos millones de dólares a un fondo de inversión privado podría impedir que la empresa sea forzada a disolverse bajo el Capítulo 7, lo que implicaría el cierre definitivo.
En resumen, la quiebra de Sticky’s es un ejemplo de las dificultades económicas que enfrentan muchas empresas en el contexto post-pandemia. Las dificultades financieras, los altos costos productivos y las distorsiones económicas están creando un ambiente hostil para las pequeñas y medianas empresas. La situación de Sticky’s es solo un ejemplo más de cómo la crisis está afectando a millones de negocios y personas en todo el mundo.